Artículo de Pedro Sánchez Villalva y David Val (Por Carabanchel)
Carabanchel siempre ha estado muy ligado a los toros, como bien canta la famosa zarzuela. Y es que durante más de un siglo, cientos de madrileños venían a Carabanchel de Abajo para disfrutar de esta tradición. Además, como relataban algunas crónicas del siglo XIX, solían aprovechar el viaje para comprar carne en sus mataderos, pues se vendía hasta un 30% más barata que en Madrid.
Desde que se instauró el tranvía, primero con coche de caballos (1878) y posteriormente electrificado, la conexión con la capital fue mucho más fluida. En ese momento, en Carabanchel existía una vieja plaza de toros situada en la calle de La Magdalena (hoy Monseñor Óscar Romero) que tenía forma rectangular, con 113 pasos de lado, tendidos de seis gradas de madera, cuatro palcos y tres puertas de acceso. Según diversas fuentes, tenía capacidad para unos 1.000 espectadores.
Inaugurada en 1849 por la condesa Eugenia de Montijo, puesto que su familia tenía en Carabanchel la posesión de la Quinta de Miranda, es la plaza de toros a la que se refiere Ricardo de la Vega en la zarzuela “La Verbena de la Paloma”, que, con música de Tomás Bretón, fue estrenada el 17 de marzo de 1894. Ya sabéis, aquella que comienza con eso de: «Dónde vas con mantón de manila…»
El solar donde se asentaba esta plaza todavía existe, situado entre los dos edificios que correspondían a la finca de Miguel Nájera (hoy colegio La Milagrosa). En ese solar sobresale un olivo y hay una carpintería.
En busca de una nueva plaza
En aquella época (finales del siglo XIX), Carabanchel Bajo tenía unos 5.500 habitantes. Aun así, aquella plaza se quedó excesivamente pequeña para la afición que existía en el pueblo. Es más, parece ser que ya desde esa época había escuelas de tauromaquia en Carabanchel, si bien la más reconocida fue la Escuela Taurina Castilla, inaugurada en 1950.
Fue entonces, a principios del siglo XX, cuando se planteó la necesidad de construir una nueva plaza de toros. El ex-presidente de la Diputación de Madrid y dueño de la plaza primigenia, Francisco Romero (que hoy también tiene calle en Carabanchel), propuso construir una nueva plaza en unos terrenos algo más alejados del casco histórico del pueblo. Se proyectaba así la plaza de toros de Vista Alegre (o de La Chata) que comenzó a edificarse el 10 de agosto de 1906.
En el barrio de Terol
Para su emplazamiento se eligió un terreno próximo a la Real Posesión de Vista Alegre, de donde tomó su nombre. Este terreno estaba situado entre el Barrio de Muñoz y el Barrio de Terol, que fue construido en 1886 por Vicente Terol y Agustí y Eusebio Linares de la Quintana (de ahí la calle Linares). Este último era familia de Eduardo y Constantino Linares (padre e hijo), naturales de Bareyo (Cantabria) y que fueron los famosos fabricantes de campanas de Carabanchel.
Este barrio de Terol no se debe confundir con la Colonia de Tercio Terol, que se levantó en la década de 1940, sino que se refiere al barrio que existe entre las actuales calles Oca y Utebo, aproximadamente. En definitiva, se situaba muy cerca de las vías del tren militar, que transcurría por la actual calle Oca, y de la ermita de San Roque, recién edificada, si bien fue destruida en la guerra y reconstruida tras la contienda.
La plaza de toros se construyó en estilo neomudéjar; las puertas y ventanas, con arcos de herradura. Tenía una capacidad para 8.000 espectadores, ampliada a 9.000 en 1926.
El militar carabanchelero Agustín Muñoz Grandes, que por aquel entonces tenía 10 años, ayudó en la construcción del coso de Vista Alegre. Su padre lo mandó a trabajar para que se ‘curtiera’. Para su desgracia, su mejor amigo, de la misma edad, cayó desde un andamio y murió en el acto. Cuentan que este dramático suceso le marcó toda su vida.
La inauguración
La plaza de Vista Alegre se conocía popularmente como La Chata por tener una grada cubierta sobre los tendidos y muros de poca altura. Se inauguró el 15 de julio de 1908 a las 17:30 horas con una corrida de toros a beneficio de la Asociación de la Prensa, presidida entonces por el periodista y político Miguel Moya Ojanguren.
En esta corrida inaugural actuaron los diestros Ricardo Torres Reina “Bombita Chico”, Rafael González “Machaquito” y el mejicano Rodolfo Gaona. Fue este quien lidió al primer toro, de nombre Sentimiento. En concreto, se lidiaron cinco toros de la Marquesa Viuda de los Castellones y uno de Olea, que por su poca bravura deslucieron el festejo, según las crónicas de la época.
En la corrida, como no podía ser de otra forma, actuaba una banda de música; si bien, no fue la reconocida banda municipal de Carabanchel, pues esta se fundó en 1912. Desde su creación y hasta la desaparición en la guerra, fue asidua a los festejos taurinos de Vista Alegre.
El precio de las entradas osciló entre las 4 y las 25 pesetas, si bien había palcos de 13 asientos a 195 pesetas. Para que nadie se perdiera este festejo, hubo un servicio especial de tranvías, automóviles, ómnibus y coches de punto desde las dos de la tarde.
Además, anunciaban que en la plaza y en sus alrededores había restaurantes, cervecerías y cafés para el público. Sin duda, uno de los más famosos era el Rincón de Medik, situado al comienzo de la actual avenida de Marcelino Camacho (donde hoy está el parque con la fuente).
La muerte de Mariano Montes
En 1913, la plaza fue adquirida por Ildefonso Gómez y en 1935 pasó a ser propiedad del Banco Hipotecario. Cabe destacar que durante estos primeros años y hasta que estallara la guerra civil en 1936, la plaza acogió una media de veinte festejos al año.
Asimismo, el 13 de junio de 1926, el torero Mariano Montes Mora murió en esta plaza al recibir una cornada del toro Gallego, de 330 kilos de peso y pelo negro zaino, procedente del cruce de una vaca del duque de Veragua y un toro Miura.
Así lo contaban las crónicas del momento: «El domingo 13 de junio de 1926 en la Plaza de Vista Alegre (Carabanchel), toreando de capa al quinto de la tarde, llamado Gallego de la ganadería de Florentino Sotomayor, recibió dos enormes cornadas, una de ellas en el vientre, que le ocasionaron la muerte minutos después en la enfermería. Alternaban con él aquella fatídica tarde el matador Antonio Sánchez y el rejoneador Alfonso Reyes».
Remodelada tras la guerra civil
La guerra civil arruinó por completo la plaza, sobre todo porque al principio las primeras trincheras y líneas de frente se establecieron a su alrededor. De hecho, tras la contienda no era difícil encontrar bombas sin explotar en los alrededores de la dañada plaza, lo que amputó o incluso acabó con la vida de algunos niños, que se acercaban con excesiva curiosidad e imprudencia a estos peligrosos artefactos.
En 1946, el Servicio Nacional de Regiones Devastadas y Reparaciones erigió una nueva plaza efectuando muchos cambios. Se cerraron las ventanas mudéjares, se amplió la entrada principal de dos a tres puertas, se dio más altura a los muros y se retiró la grada cubierta.
La reinauguración
Esta nueva plaza se inauguró el 18 de julio de 1947. Fue con una novillada del Conde de la Corte para los toreros Ángel Soria Velasco, Juan Paez, José González Gomez “Gallito de Dos Hermanas” y el rejoneador Juanito Balañá Bonvehi.
El 19 de enero de 1948, la Plaza fue adquirida por el famoso torero Luis Miguel Dominguín y el 8 de agosto de ese año se realizó desde La Chata la primera retransmisión por televisión de una corrida de toros. Cabe decir que aquella emisión tuvo muchos fallos, si bien se pudo ver a los diestros Manuel Álvarez “Andaluz”, Rafael Ortega “Gallito” y Manolo Escudero. El primer toro televisado tenía el nombre de Corcito.
El 28 de septiembre de 1958 se celebró una corrida por el 50 aniversario de la plaza. En ella participaron los toreros Luis Miguel Dominguín, Antonio Bienvenida (un asiduo de Vista Alegre) y José Gómez “Cabañero”, torero que había nacido el 12 de abril de 1933 en Carabanchel Bajo, aunque se crio en Albacete.
Visitantes muy ilustres
La plaza de toros de Vista Alegre también ha acogido a visitantes muy populares. Por ejemplo, en 1956 visitó la plaza la actriz Sofía Loren, íntima amiga de la familia de Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé.
En 1959 fue el guerrillero argentino, Ernesto Che Guevara quien visitó el coso taurino de Carabanchel al hacer escala en Madrid en un viaje a Egipto. El Che pasó varios días en la capital, acompañado de su escolta, y tras llegar a un acuerdo de no agresión con las autoridades franquistas.
Quien también visitó el coso carabanchelero, si bien no hay ninguna foto como sí la tiene en Las Ventas, fue la conocidísima actriz Ava Gardner, que tuvo un idilio con Luis Miguel Dominguín.
Posteriormente, en 1966, el cineasta Orson Welles también se dejó ver por una corrida de toros acompañado por el propio Dominguín y por el conde de Villapadierna. Entre otras imágenes, se le fotografió saludando al diestro Antonio Bienvenida. Por esos años, Welles se dejó ver bastante por el barrio de Carabanchel, pues, como nos cuenta Karabanchel.com, grabó en un local todavía existente de la calle Jesús Castellanos varias escenas de su película «Campanadas a medianoche».
De La Oportunidad al adiós de Bienvenida
En los años 60’, la zona se urbanizó y nacieron las calles de Jabirú, Castrojeriz y Utebo. A partir de 1964, se celebraron las famosas novilladas de La Oportunidad, cuna de célebres toreros; si bien en 1971, la plaza se vendió a la empresa Palumi.
El 5 de octubre de 1974 quedaría también marcado para siempre en rojo en la historia de esta plaza: fue el día en que se cortó la coleta el gran maestro de la tauromaquia Antonio Mejías Jiménez “Bienvenida”. Cabe recordar que después de más de 800 corridas y 1.700 toros toreados, Bienvenida falleció justo un año después de su retirada tras ser volteado por una vaquilla en una capea en El Escorial.
Cierre, derribo y reconstrucción
En la última corrida de toros que se celebró en la antigua plaza de toros de La Chata participó el zamorano Andrés Mazariegos “El Nono”, que lidió seis toros de Victorino Martín. Por su parte, la última novillada tuvo lugar el 14 de junio de 1981 y José Hernández “El Melenas”, Domingo Castillo e Iván Rodríguez lidiaron a seis novillos del Conde Ruiseñada.
La Plaza permaneció cerrada desde entonces hasta que en 1994 la compró el empresario aragonés Arturo Beltrán, que la demolió en junio de 1995. En su solar se construyó en 1996 el actual Palacio Vistalegre Arena, que abrió sus puertas el 29 de marzo de 2001.
El ruedo, con capacidad para 14.000 espectadores, celebró su corrida inaugural el 12 de abril de 2000, con toros de Juan Pedro Domeq para los diestros José María Manzanares, Curro Romero y Enrique Ponce.
Actualmente, el uso taurino del edificio es mínimo, aunque en 2021 se celebró la Feria de San Isidro; se dedica principalmente a acoger conciertos y otros eventos de masas.
Foto apertura: Momento de triunfo del torero Mezquita tras una tarde triunfal en el ruedo de Vista Alegre. Foto publicada en: “Carabanchel un siglo de imágenes (1860-1960)” de José Sánchez Molledo. Restaurada por: Alicia Álvarez Donate y Sonia Dorado Martín.