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La Noblejana, la taberna que sobrevivió un siglo en Carabanchel

LA Noblejana Carabanchel
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La calle Sacristán, hoy conocida como Antonio Antoranz (del que ya hablé largo y entendido en este artículo y en este) ha sido conocida hasta no hace muchos años por sus mesones y tabernas. A principios del siglo XIX ya se mencionaba la existencia de las tabernas de Diego Hobano, Domingo Mallo y Marcos Herrero.

Años más tarde, pero todavía a caballo entre los siglos XIX y XX, el Café Restaurant de Santiago González era uno de los más distinguidos de la calle. “Se sirven almuerzos y cenas a precios muy económicos. Helados y licores, mesa de billar, tresillo y mus. Gran salón jardín para bailes y reuniones”, rezaba el anuncio publicado en la Crónica de los Carabancheles de 1898.

Este café-restaurant se situaría más o menos a la altura del actual número 20 de la calle Antonio Antoranz y, previsiblemente, utilizaba los jardines de la antigua residencia del hidalgo Manuel Centurión (siglo XVIII), cuya entrada principal estaba en el callejón del Cura (hoy Monseñor Óscar Romero). Esa zona ajardinada ya no existe, si bien los terrenos resisten como zonas “muertas” entre los edificios actuales de la calle Antonio Antoranz y Monseñor Óscar Romero. Hoy, desgraciadamente, todos esos mesones y tabernas han desaparecido, así como gran parte de los edificios que los albergaron.

café restaurant de santiago gonzález en calle sacristán 1

La Noblejana, 100 años abierto al barrio

El último bar que acogió esta calle, hasta 2018, estaba a la altura del número 11. Se conocía como La Futbolera, aunque antes se llamó Alea, La Muralla o incluso Isla Latina. Hoy permanece abandonado. Casualidades de la vida, ese mismo local, pero mucho más grande, pues llegaba hasta la esquina, es uno de los que todavía recuerdan muchos carabancheleros y carabancheleras: se trata de la taberna La Noblejana. La taberna había abierto sus puertas en el siglo XIX en una antigua casona de dos plantas situada en la esquina de la actual Melisa con Antonio Antoranz. En 1973, se tiró abajo aquella inolvidable casona y se levantó el actual edificio, si bien la taberna siguió ocupando todos sus bajos hasta 1979.

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La Noblejana abrió en 1869

Aunque había oído hablar del lugar, fue la exposición de Chema Villán, situada en su bar “Caramanchel de Lito” la que me la trajo de nuevo a la mente esta mítica taberna. Según los datos recabados por Chema, La Noblejana abrió sus puertas en 1869 (o en 1881). Fue el noblejano Esteban de la Fuente quien la puso en marcha, si bien hasta 1917 se llamó Casa de Cabecero, porque era el apodo con el que conocían a esta familia toledana.

la noblejana taberna

En 1972, los periodistas Carlos Urquiza y Enrique Ríos le dedicaron un amplio reportaje donde aseguraban que era la taberna más antigua de Madrid en cuanto a tradición familiar. Porque, como bien señala Chema Villán en su exposición, tras la gestión de Esteban de La Fuente, tomaron las riendas su hijo Calixto y su nuera Felisa Rodríguez en 1917. Ellos fueron quienes le pusieron el nombre con el que se conoció hasta su cierre en 1979.

En 1926, tomó las riendas la hija de Calixto, María Petra de la Fuente y su marido Álvaro García, que murió en 1939. A pesar de quedarse viuda, María Petra regentó la taberna hasta 1965, momento en que los bisnietos de Esteban, Pepe García de la Fuente y María Rosario de la Fuente la gestionaron hasta el cierre definitivo, en 1979. Hoy, María Rosario, de 85 años, es quien ha informado a Chema de los devenires de una taberna que solo cerró sus puertas en 1936 a causa de la Guerra Civil y su desolador paso por Carabanchel.

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Pepe García de la Fuente al frente de La Noblejana (años 60)

Donde la morcilla sabía a morcilla

“La Noblejana se encuentra en lo más antiguo de Carabanchel. Detrás del Ayuntamiento. Al entrar en La Noblejana parece que uno se sumerge en algo muy antiguo. El reloj de pared, el mostrador para despachar el vino, el viejo armario… Todo se escapa fuera del tiempo moderno y huye a refugiarse en el polvo de muchos años”, narraban en 1972 en Cita con los Carabancheles.

Según los cronistas, a pesar de la antigüedad del local, uno se sentía a gusto porque la morcilla sabía a morcilla y no a plástico y porque el vino no estaba rebajado con agua. Un vino que se guardaba en pellejos para conservar así su fuerza y sabor. “Pero, sobre todo, se sienta uno bien porque se encuentra con algo muy antiguo, pero de verdad”, añaden.

Pepe García de la Fuente, hijo de la dueña por aquel entonces, María Petra de la Fuente, es quien afirma que la taberna abrió en 1869 bajo el nombre de “Casa de Cabecero”, si bien ya nadie la conocía por ese nombre.

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Pepe García de la Fuente, último dueño de La Noblejana (bisnieto del fundador)

Antepasados de Noblejas (Toledo)

El nombre de La Noblejana le llega por algo lógico: “Mis antepasados eran de Noblejas (Toledo), al igual que mi padre, que se vino del pueblo para hacerse cargo de ella. Además, siempre se ha traído el vino de Noblejas. En fin, cada uno tira para donde es y por ello se llama La Noblejana”, contaba Pepe García de la Fuente en aquella entrevista de 1972. Desde su apertura en la segunda mitad del siglo XIX, la taberna solo sufrió un par de cambios hasta su cierre en 1979. En concreto, el padre de Pepe, allá por 1917, además de cambiar de nombre, instaló el mostrador de cinc y los veladores de mármol que todavía sobrevivían en 1972. Nunca quisieron actualizarla. “Perdería su sabor”, relataba su dueño.

Como dato anecdótico, cabe destacar que la Peña Carabanchel, una de las primeras que nació para apoyar al CD Carabanchel, tenía su sede en la taberna, convirtiendo a La Noblejana en un verdadero hervidero en los días de partido.

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Pepe García y sus vinos de Noblejas, que se conservaban en pellejos

Las tabernas y su mala fama

Por desgracia, en los años 70’ del pasado siglo, las tabernas cayeron un poco en abandono debido al auge de las cafeterías. Según contaba el diario Madrid-Carabanchel, editado por Manuel Robles y Melquiades G. Molina, en 1969, la taberna nunca había sido lugar para elegantes. “Más bien fue el reducto ocioso de la clase menos favorecida”, señalan. Esta mala fama, sumada al aumento de nivel de vida que se vivió por esos años en España, arrinconó a las tabernas más tradicionales y las abocó a su desaparición.

Hasta el año 1979, resistió heroicamente La Noblejana, un bastión de la tradición en medio de las implacables innovaciones que marcaban el tardofranquismo en nuestro país. Aún hoy, en el corazón de Madrid, podemos encontrar tabernas con un encanto similar a aquella icónica de Carabanchel Bajo. Un ejemplo es la Taberna de Antonio Sánchez, enclavada en la calle Mesón de Paredes, 13, cuyas puertas se abrieron al público en 1787.

Igual que La Noblejana, ha permanecido prácticamente inalterada desde entonces. Pero este establecimiento se encuentra al otro lado del río, en una zona donde se respeta y conserva el pasado. En cambio, en Carabanchel, la tradición no cotiza al alza, y por ello, se desvanece. Un hecho lamentable que habla tanto de la desigualdad urbana como de nuestra relación con la historia y el patrimonio.

Exposición

Puedes ver la exposición en el bar Caramanchel de Lito, situado en la calle Alondra, 30

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